El miércoles aterrice en Los Ángeles, de nuevo recorriendo los espacios donde están los clientes y saltando de avión en avión y de aeropuerto en aeropuerto. Mi primer acto programado fue un encuentro con empresariado de la zona o con los  «Business Man» como dicen aquí. Tuve una charla de lo más curiosa sobre la cultura del empresariado, obviamente con otros empresarios españoles que también estaban allí, en primer lugar tratamos de lo más básico y casi reiterativo cada vez que se toca este tema la diferencia entre el modo de encarar los negocios en España y la diferencia a como se hace en USA. Pero cuando la conversación amenazaba con ser mas de lo mismo se produjo, yo diría, un milagro. Alguien con una visión de la vida diferente y sobre todo, supongo yo o eso quiero creer, cansado de navegar en conversaciones sobre los tópicos y lo políticamente correcto expuso un enfoque alegre y valoró la importancia y la presencia del empresario más allá del contexto en el que se desenvuelve. Y matizó que la cultura es algo que evoluciona y que se construye, que no es un elemento estático y que depende en gran medida de la voz interior de cada uno de nosotros. Cada día nos levantamos y decidimos si queremos construir o si queremos justificarnos por no hacerlo. Por un momento me sentí feliz de volver a tener una conversación que hablaba de elementos reales que permiten abordar un proceso de construcción y no de justificación…

Entonces sonó el despertador, erán las 5 la mañana y me esperaba el próximo avión camino de San Francisco en el que me encuentro actualmente, hubiera sido muy bonito que esa charla curiosa hubiera sido real y hubiera ido más allá del tópico. En fin, otra vez será …

Hasta el próximo avión